viernes, 26 de octubre de 2012

...esto nos debería ayuda a desdramatizar nuestros problemas...


Hoy, 26 de octubre, me he levantado escuchando una noticia que me ha hecho reflexionar, me ha hecho pensar, un poco más, una vez más.

Hoy, me he levantado con las mismas noticias que ayer: las urgencias de un inminente rescate a nuestra economía, una huelga de metro y EMT en Madrid que no parece tener fin, un partido socialista que se ve a la deriva tras la derrota electoral en País Vasco y Galicia. Una especie de secuencia de la película “atrapados en el tiempo” en el que las noticias parecen repetirse una y otra vez, una y otra vez.

Sin embargo el suceso del naufragio esta madrugada de una lancha entre África y Europa me ha hecho pensar nuestra capacidad de olvidarnos de aquello que no nos afecta directamente, nuestra capacidad de mirarnos el ombligo y no ser capaces de levantar la mirada un poco más allá. Una embarcación con más de 60 inmigrantes ha naufragado, 17 de ellos están a salvo, el resto van sumándose a una lista de fallecidos interminables en un conteo constante, doloroso, anónimo.

Esto nos debería ayuda a desdramatizar nuestros problemas.

África sigue siendo un continente ignorado, que sólo llama nuestra atención en forma de tragedia. Un continente que ha sido explotado y del que el resto del mundo, de manera oportunista y egoísta, ha decido desentenderse como el que tira a la basura un producto que se ha dejado de funcionar y que es más fácil remplazar antes de intentar averiguar porqué no funciona. Todo un continente con cerca de 900 millones de habitantes del que el mundo desarrollado (por lo menso económicamente)  con sus crisis, sus especulaciones, su dinero virtual, ha decidido olvidar.

Occidente está en crisis, una crisis que parece justificarnos para desentendernos de una África pobre, una tierra en la que los genocidio, el hambre y la corrupción tienen mucha menos importancia que nuestros asesinatos, nuestros hambrientos y nuestros cadáveres.

Esto debería ayudarnos a contextualizar nuestros niveles de prioridades.

edén prometido, de camino a una Europa en crisis, pero, que para mucho de los inmigrantes, después de pasar dos años esperando y ahorrando para poder pagar un billete en una patera, sigue suponiendo la tierra prometida, en ese momento no hay crisis para esos inmigrantes. Una tierra de la que nuestros propios hijos y amigos huyen en busca de más oportunidades, porque, hay algo que es común a todos los seres humanos, el deseo de un futuro mejor. Pero depende de quién lo desee, esas ansias tienen  más o menos legitimidad, por lo menos, para mí.

Y todo esto me ayuda a construir mi propio nivel de prioridades

«Siempre he atesorado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y, si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir». Nelson Mandela.

Redacción, Luis Miguel Rupérez Díaz

Luismiguel.ruperez.diaz@gmail.com

Madrid, viernes 26 de Octubre 2012