Defendiendo el agua en la calle o llorando a sus muertos en Bolivia, exponiendo sus cuerpos a los rituales iniciáticos en Etiopía, convirtiendo las armas en juegos en Yemen o protestando por agresiones fundamentalistas en Túnez, las mujeres y los niños siempre están en primera línea de batalla. Gracias a ellos todavía se mantiene a flote el barco y aunque normalmente no sean los primeros en ser rescatados suelen ser los últimos en hundirse, Anouk Garrigues, fotoperiodista.
El día mundial de la
Infancia puede tener muchos rostros. La organización Zerca y Lejos ha buscado
los rostros y testimonios de aquellas personas que luchan por conseguir un
futuro mejor para los niños de Bolivia, Indonesia, Camerún y Camboya. Por ello,
organizaron el pasado sábado un encuentro sobre cooperación que reunió a los
representantes de distintas organizaciones y
periodistas especializados en el sur, en el Centro Cultural Galileo de
Madrid.
En
Phnom Penh, la capital de Camboya,
muchos niños viven recogiendo basura. La organización Por la Sonrisa de Un Niño atiende en un mes a más de 2000 niños de
las calles de la ciudad, ofreciéndoles una educación en los Centros de la
Fundación. Pablo Alonso Colchón, responsable de Comunicación y coordinador del
Programa de Continuidad Escolar, explicó
en el encuentro los proyectos que realiza la organización, asegurando que cada
año se consigue el objetivo de la ONG: evitar que los niños regresen de nuevo al
basurero.
En
Camerún muchos niños, por el mero hecho de pertenecer a la etnia pigmea baka,
no tienen derecho a una educación. La ONG Zerca y Lejos, lucha porque las
diferencias de razas puedan desaparecer a través de la educación y la
convivencia. Este objetivo lo ha
conseguido junto a los voluntarios de ZyL en el Hogar Infantil de Bengbis, una
ciudad en los más profundo de la selva Camerunesa, donde los pequeños pigmeos, bulus
y bantúes conviven desde pequeños, además de recibir la formación necesaria
para labrarse un futuro digno. Más de 160 niños estudian actualmente en el
Hogar.
En
la ciudad de Maumere, perteneciente a la isla de Flores y capital de la
regencia de Sikka en Indonesia, la mayoría de la población sobrevive en la pobreza.
En esta zona los niños sufren grandes casos de desnutrición severa, tal como
indica Francisco López, director de Relaciones Externas de Aldeas Infantiles
SOS. Uno de cada cinco niños está por debajo de su peso normal, y el 25% de los
niños entre uno y cuatro años sufre anemia. “Hay una percepción social general
de que el consumo de alimentos sanos y nutritivos significa vivir una vida de
lujo”, asegura Francisco. Aldeas Infantiles SOS lleva más de cincuenta años
luchando por el desarrollo autónomo de los más pequeños, el fortalecimiento de
las familias y el amparo de los jóvenes que se ven privados de un cuidado
parental.
El
encuentro de cooperación también contó con la colaboración de la fotógrafa
Anouk Garrigues, quien lleva conviviendo con los jóvenes de Túnez, Etiopía,
Bolivia y Yemen varios años, con el fin de mostrar la realidad, en muchas
ocasiones conflictivas, del estrato más débil de la raza humana: la
infancia. La periodista y presentadora
del programa Coordenadas de Radio
Nacional, Esther Ferrero cerró las
jornadas moderando un debate sobre la importancia de la educación en los países
del sur, los problemas a los que se enfrentan las organizaciones en este ámbito
y los valores que los adultos pueden aprender de los más pequeños.
Tal
y como afirma la fotógrafa y periodista
Anouk Garrigues, los pequeños son los primeros en padecer las
consecuencias de todos los conflictos del planeta, en sufrir el peso de las
tradiciones, en llenar los espacios con sus cantos y sus juegos, y los primeros
en reconstruir y dar vida a la tierra.